El otoño en educación infantil: sentidos, emociones y entorno

Sus colores, olores, sonidos y cambios en la naturaleza lo convierten en un recurso educativo único. En educación infantil, el otoño no solo nos permite trabajar contenidos curriculares, sino también estimular los sentidos, gestionar emociones y conectar con el entorno. En este artículo quiero contarte cómo aprovechar esta estación para potenciar el desarrollo infantil, con ideas prácticas y fáciles de aplicar en casa o en el aula.

El otoño como recurso pedagógico

El otoño trae consigo transformaciones que los niños pueden percibir de manera clara: hojas que caen, días más cortos, cambios de temperatura y colores cálidos en la naturaleza. Todos estos elementos convierten esta estación en una auténtica aula viva, donde los niños aprenden de manera natural a través de la observación, la exploración y la experimentación.

Desde la pedagogía Montessori y otras metodologías activas, se valora mucho la conexión con la naturaleza como motor de aprendizaje. El otoño ofrece ese escenario ideal: cercano, real y lleno de estímulos.

Trabajar los sentidos en otoño

El otoño es perfecto para realizar actividades sensoriales que despierten la curiosidad y refuercen la atención plena. Aquí tienes algunas ideas:

Vista

Observar los colores del otoño: marrones, naranjas, amarillos y rojizos. Puedes proponer a los niños crear un mural con hojas secas clasificadas por tonalidades o jugar a identificar los colores en paseos al aire libre.

Oído

Escuchar los sonidos característicos: el crujido de las hojas al pisarlas, el viento soplando entre los árboles o la lluvia golpeando los cristales. Una actividad sencilla es invitar a los niños a cerrar los ojos y reconocer sonidos de la naturaleza.

Tacto

El contacto con hojas secas, piñas, castañas o ramas permite a los niños experimentar distintas texturas. Puedes preparar una caja sensorial con elementos naturales de otoño para fomentar la exploración.

Olfato

El otoño trae consigo olores únicos: tierra húmeda, castañas asadas, calabaza o canela. Preparar una actividad de “adivinar el olor” es una manera divertida de estimular este sentido.

Gusto

Es la estación de frutas y alimentos típicos como la calabaza, la granada, la manzana o la mandarina. Cocinar juntos recetas sencillas, como un bizcocho de calabaza, no solo estimula el gusto, sino que también enseña hábitos saludables.

El otoño y las emociones

El cambio de estación también puede ser un recurso para trabajar las emociones. El otoño invita a la calma, al recogimiento y a observar los cambios que suceden en la naturaleza, lo que puede servir como metáfora para hablar de los propios procesos emocionales.

  • Identificar emociones con hojas: Cada niño puede elegir una hoja que represente cómo se siente ese día: una hoja seca para el cansancio, una amarilla para la alegría, una marrón para la calma…
  • Cuentos de otoño: La literatura infantil ofrece relatos que transmiten valores como la paciencia, la espera o la importancia de aceptar los cambios.
  • Arte y emociones: Pintar con los colores del otoño permite expresar sentimientos de manera simbólica, conectando lo interno con lo externo.

Trabajar las emociones en esta época ayuda a los niños a desarrollar la inteligencia emocional, un aspecto fundamental en el desarrollo infantil.

El entorno como fuente de aprendizaje

El entorno natural en otoño es un aula abierta donde los niños aprenden de manera vivencial:

  • Clasificación y conteo: Recolectar hojas, piñas o piedras y usarlas para contar, clasificar por tamaños o colores.
  • Ciencia en la naturaleza: Observar cómo cambian los árboles, por qué caen las hojas o qué animales se preparan para el invierno.
  • Geografía y medio ambiente: Hablar de cómo el otoño se vive de forma diferente en otras partes del mundo.
  • Valores de sostenibilidad: Aprovechar esta estación para trabajar la importancia de cuidar la naturaleza y valorar sus recursos.

El contacto directo con el entorno refuerza el aprendizaje significativo, ya que los niños comprenden mejor los conceptos cuando los experimentan con sus propios sentidos.

Actividades prácticas para trabajar el otoño

Aquí te dejo algunas propuestas fáciles de aplicar:

  1. Caja sensorial de otoño: con hojas, piñas, bellotas, ramas y calabazas pequeñas. Estimula el tacto y la curiosidad.
  2. Mural de emociones: cada niño pega una hoja decorada con el color que represente su estado de ánimo.
  3. Diario del otoño: recoger objetos naturales en paseos y anotarlos en un cuaderno con dibujos o fotografías.
  4. Recetas de temporada: cocinar en grupo una crema de calabaza o una macedonia de frutas otoñales.
  5. Cuentacuentos de otoño: leer y dramatizar historias relacionadas con la estación para trabajar la expresión oral.
  6. Juegos al aire libre: carreras sobre hojas secas, búsqueda del tesoro con elementos naturales o construcción de refugios con ramas.

El otoño en casa y en el aula

Tanto en el hogar como en la escuela, el otoño puede ser un gran aliado educativo. En casa, las familias pueden aprovechar los fines de semana para realizar excursiones al campo, recoger hojas o cocinar en familia. En el aula, los educadores pueden transformar la decoración y los rincones de aprendizaje para reflejar la estación, lo que genera un ambiente acogedor y estimulante.

El objetivo no es solo trabajar contenidos, sino crear experiencias que conecten a los niños con la naturaleza, con sus emociones y con su propio proceso de aprendizaje.

 

El otoño en educación infantil es mucho más que una estación: es un recurso pedagógico lleno de posibilidades. Nos invita a trabajar los sentidos, a profundizar en las emociones y a aprender del entorno de manera vivencial. Si lo aprovechamos bien, esta estación se convierte en una oportunidad para enriquecer el aprendizaje de los niños y fomentar su curiosidad natural.

Como educadora infantil, te animo a mirar el otoño con ojos pedagógicos. Observa, siente y comparte con los niños todo lo que esta estación nos ofrece. Verás cómo se convierte en un aula abierta, llena de experiencias significativas que quedarán grabadas en la memoria de los pequeños.

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